Los peligros en la comunicación del 15-M

Por #periodismoreal | 7:45 Leave a Comment
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Conforme avanza el tiempo, surgen no pocos inconvenientes relacionados con la percepción que se tiene fuera y dentro sobre el movimiento 15-M.
Es difícil identificarlos; pero, más o menos, algunas resultan claras.

1º La prensa de derechas ha optado por demonizar abiertamente el movimiento y se dedican a contar las banderas republicanas que aparecen en las manifestaciones.
2ª La prensa más convencional se dedica a contabilizar altercados, no olvidemos que viven del morbo.
3ª La de izquierdas se dedica a mitificar el movimiento, preparando la utilización que los partidos de izquierdas quieren aprovechar contra futuros gobiernos de derechas.

Ninguna de las opciones analiza en su justa medida la realidad del mismo; aunque, mucho cuidado, ya que existen riesgos si no somos conscientes de los problemas. Resulta muy fácil echar las culpas a los medios; pero debemos empezar a ser conscientes de nuestras debilidades.

Desgraciadamente, la deriva de la situación va a tender a la identificación del movimiento con las izquierdas. La prensa de derechas va a limitar el sentido transversal del 15-M porque, con las perspectivas de acceso al poder en el futuro, van a insistir en la demonización.
La prensa de izquierdas estará encantada con ello pues supondrá una posibilidad de hacer una oposición fuerte. Además, la presumible victoria del P.P. va a aumentar esta tendencia.
Además la gente de izquierda tiene más facilidad para salir a la calle, ya que los indignados de derechas, son más propicios al salón y a delegar en tertulianos televisivos agresivos su descontento.

Pero, ¿es que no hay indignados de derechas?. Claro que los hay, y muchos, además con una trayectoria de indignación muy amplia. Los empresarios no encuentran créditos en el banco y tienen que cerrar acumulando deudas. Por no hablar del antizapaterismo que es uno de los caballos de batalla de la derecha. Hasta hay indignados de ultraderecha, indignados con los emigrantes que pueblan nuestro país.
Fuera de estos últimos, a los que quedaría claro que nadie quiere. ¿Tendrían cabida el resto en un movimiento como el nuestro, de amplio espectro? Claro que lo tienen y desde algunos medios se han dado cuenta y quieren evitar que "sus indignados de salón", los que financian a golpe de donativo sus cadenas, salgan a la calle.
Para definir los integrantes del movimiento hablan de perroflautas, izquierdistas, ilegales y, esto es lo bueno, algunos "bienintencionados" engañados.
¿Quien son esos bienintencionados? Pues sencillamente son algunos de esos indignados de salón que se están levantando de sus sillones para salir a protestar porque, en efecto, caben perfectamente en el movimiento.
Los medios de comunicación de derechas tienen que reaccionar para no perder a sus parroquianos que les sustentan. Pretenden atajar una realidad: algunos de sus "clientes" ven con simpatía las protestas.
Pero debemos de cuidarlos, que no se asusten. La deriva a la izquierda es algo a evitar. El descontento no tiene un color político, es universal.

Con respecto al punto número 2, los avances han sido radicales. Hemos evitado con nota la identificación con la violencia lo cual es básicamente positivo, tal vez ahora toca luchar por mantener la independencia. Este es un problema quizá más grave que el anterior. Nos lo tenemos que creer y recapacitar sobre ello.

Pero queda un importante escollo, el número 3. "Guárdate del halago fácil, es infinitamente más peligroso que las más duras críticas". Desarrollar la independencia pasa por mostrase inmune a las palabras más bonitas porque son también interesadas. Aprender a hacer esto es la auténtica prueba que se nos presenta. Nadie dijo que cambiar la concepción del periodismo fuera fácil.
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